De chica, cuando me gustaba alguien y ese alguien no me daba ni cabida, inmediatamente dejaba de gustarme. Pero si mostraba algo, un mínimo de interés, ahí me enganchaba aún más, sabiendo que eso no significaba que le gustaba yo, sino que le gustaba la atención de whoever. No era yo. Pero yo -por supuesto- siempre quería pensar que si era yo… 🤦🏻♀️ (Ah la negación 🙏🏼).
Hasta que entendía, o mejor dicho aceptaba esto, pasaba mucho tiempo de no aceptación y rechazo, ergo, de mucho sufrimiento.
Entonces la pregunta que me hacían siempre mis amigas (ojo, muchas de ellas estaban en la misma eh, pero siempre es más fácil ver la paja en el ojo ajeno que en el propio, lo sabemos) era “¿y por qué querés estar con alguien que no te quiere?”, “pero Nat, por qué querés estar con alguien asi?” , “boluda, por qué querés estar con ese sorete de tipo que te trata así?” etc, etc…
La respuesta, amigos, no los sorprenderá.
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