...queda todo y mucho más.
Máscaras y sonidos. Exhibición y posesión.
Esa dialéctica que deseé tanto y que creo, ya no se va a dar jamás ...
Porque cuando el cuerpo no le pertenece a nadie, ni siquiera a una misma, pero la mente pulula constantemente sobre el mismo pensamiento, la entrega es más profunda, pero también más dolorosa si no se la cuida o no es correspondida.
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