Páginas

sábado, 11 de marzo de 2017

Diluir

Desde pendeja me pasó que cuando algo o alguien me entusiasma mucho mucho pero me doy cuenta de que es un imposible, inevitablemente me deja de interesar. Nunca fui de perseguir imposibles.
Si, soy perseverante con las cosas con las que creo que hay una posibilidad. 
Y algo parecido me pasa con las personas. Básicamente las personas que no demustran interés en mi, me dejan de interesar. Me pasó con amigos, familiares, flacos, proyectos... 
Con amigos, esos que te dicen que te quieren y te extrañanan, pero nunca hacen nada para verte y que si no es por tu iniciativa jamás arreglan para verse. 
Con familiares, esos para los que una estuvo en momentos realmente muy jodidos y cuando todo el resto de la familia desapareció, pero cuando los momentos jodidos te tocaron a vos, solo figuraron para decirte "uh, qué cagada. Ya va a pasar".
Con flacos, bueno esos a los que no les interesaba nada de nada de nada, listo, olvidados y enterrados, porque nunca me cerró eso de tratar de convencer a alguien de que le guste lo que no le gusta. Pero esos flacos por los que me moria de amor/entusiasmo/metejon (uff! qué palabra de tía de Marta, "metejon") pero que me demostraban algo o poco interés - algo que, a propósito, me resulta aún peor que el cero interés porque cuando no hay interés, al menos ya sé que es un no y ni me gasto, pero cuando es un ni... que bajón!). NADA que me la baje más que alguien a quien le da lo mismo que estés o que no estés. NADA que me la baje más que la no-reciprocidad. Y cuando digo reciprocidad, no hablo de sentir por mi lo mismo que siento yo por él sino al menos una mínima demostración de interés por que esté. Onda, si le da lo mismo estar conmigo que hacerse una paja... mmm. El punto es que cuando a alguien no le interesás, no le interesás y punto, no hay tu tía.
Pero ok, volviendo al tema... Con proyectos también me pasó y me pasa. Esos proyectos que en un principio creo posibles pero después me doy cuenta que ni en pedo... forgotten, gone.
Nada, es graciosisimo cómo me puse a pensar en esto, pero fue así: recién pasé por la góndola de los quesos y vi el Philadelphia de salmón, que en tiempos menemistas, no podía dejar de comer y que después no lo conseguí más y entonces mi entusiasmo se diluyó en todo ese tiempo, al punto de tener la oportunidad de comprarlo de nuevo y que hoy no me interese. Entonces, mi cabeza que está muy al pedo, se puso a pensar en lo loco que me resulta que algo o alguien que me entusiasma / me gusta / no puedo dejar de pensar en / me interesa muchisimo, de repente asi como si nada un dia deja de interesarme o (de nuevo, lo que es peor) me empieza a dar lo mismo y todo el entusiasmo que sentía por ese objeto, proyecto o persona, de repente se diluye hasta finalmente desaparecer. 

No hay comentarios: